martes, 26 de febrero de 2019

El ambiente de la comunicación y el marketing empresarial en el Turismo de 2019. Un punto de inflexión.


     
     Sin dudas, la comunicación empresarial y el marketing gerencial en el año 2019, estarán sometidas a transformaciones trascendentales que conllevarán a trastocar la doctrina e implementar un nuevo concepto teórico con la finalidad de asumir de manera efectiva, las formas en que se relacionan los mercados entre sí y con la empresa, en consonancia con los adelantos tecnológicos implementados a nivel social y empresarial.

     Al hacer un análisis retrospectivo de la teoría que hoy se aplica, es palpable que ya se asumen retos en tal sentido desde hace algún tiempo, por ejemplo: la mezcla de comunicaciones de marketing, también llamada mezcla promocional, está cambiando debido a las modificaciones en los patrones del mercado. Las estrategias de las comunicaciones de marketing actuales ya no están dirigidas a las grandes masas y a todo el mercado. 

     Los mercados masivos se han fragmentado, los mercadólogos se están alejando del marketing masivo. Las compañías desarrollan programas de marketing enfocados, diseñados para establecer relaciones más estrechas y personalizadas con los clientes, definen micro – mercados (segmentos) de forma más específica. 

     Las nuevas tecnologías de la información están acelerando el movimiento hacia el marketing segmentado y contribuye a que los mercadólogos sigan más de cerca las necesidades de sus clientes hoy día, ya que existe información disponible acerca de los consumidores a nivel individual y familiar. Las nuevas tecnologías también brindan nuevas formas de comunicación para llegar a segmentos de clientes más pequeños con mensajes personalizados.

     Hoy se utilizan menos los medios de comunicación masiva tradicionales, empleándose con ahínco, las redes sociales y correos individuales de clientes a través de empresas telefónicas. Esto lleva a pensar, que si bien las políticas comunicacionales garantizan las líneas de trabajo sectoriales a cumplir, no suplantan las estrategias de comunicación y marketing de la empresa, la cual efectivamente, se debe enriquecer de las políticas y concretar ambientes de comunicación integrados.

     Un ejemplo fehaciente de esta dinámica cambiante se muestra en un artículo publicado por www.reportelobby.com, donde Travelport presentó un estudio sobre el viajero digital de 2018, ubicando a México entre los diez países más digitales del mundo.

     Exponen que 2,1 mil millones de viajeros pagarán con su móvil en 2019. Un 30 % superior con relación a 2017, que representaba un 1,6 mil millones; más de la mitad de los encuestados reservan todo el viaje a través de su smartphone. Sin embargo, China es claramente el líder, donde el 100 % de los encuestados reserva y paga su viaje a través de su teléfono.

     Indican, que nueve de cada diez viajeros, aseguran usar de forma habitual aplicaciones como: mapas, quías culturales, apps de aerolíneas, información sobre el clima y redes sociales, promediando por viajeros entre 10 y 12 aplicaciones durante la búsqueda, la reserva y el viaje. Asimismo, refieren que los turistas eligen los hoteles que ofrecen wifi gratis

     Sin temor a la duda, estas cifras alertan que se debe repensar en la forma en que se gestiona la comunicación y avizora, que el sector del turismo a nivel internacional, experimentará un salto cualitativo y cuantitativo relacionado a la irrupción de nuevas tecnologías, no solo en las estrategias de comunicación y marketing, sino en el desarrollo de la propia gestión turística en los destinos.

lunes, 28 de enero de 2019

Las Políticas Públicas Nacionales como instrumentos para el Desarrollo Turístico.





Por: Dr. José Luis Perelló Cabrera*

     La política y las políticas públicas son entidades diferentes, pero que se influyen de manera recíproca. Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social. Pero mientras la política es un concepto más amplio, relativo al poder en general, las políticas públicas corresponden a soluciones específicas de cómo manejar los asuntos de interés de la sociedad.
     Las políticas públicas son un factor común de la política y de las decisiones del gobierno. Así, la política puede ser analizada como la búsqueda para establecer políticas públicas sobre determinados sectores o temas, y de influir en ellas.
     Los gobiernos son mecanismos para la realización de políticas públicas. Más que mirar al ordenamiento de las actividades del sector público, como dado por su organización, conviene mirarlo como un instrumento para la realización de las políticas públicas. Así como el logro principal de una empresa no es su organigrama, sino sus utilidades; lo importante en el gobierno son sus resultados, más que su estructura.
     En este quehacer, los temas económicos y sociales son tan dinámicos y relacionados, y las actividades del gobierno que los afectan son tan numerosas e interconectadas, que la precisión en la interpretación de los desarrollos o en la predicción de los resultados de cualquier nueva intervención, parece dudosa.  No obstante, la articulación de la política y las políticas públicas puede ser mejorada en cada una de las etapas analíticas de estas últimas. Tal perfeccionamiento puede considerarse parte de la actualización o modernización del sistema político.
Políticas sectoriales y políticas públicas.
     La oportunidad para impulsar propuestas propias de un sector es previsible a veces, como en el caso de una renovación establecida de un programa.  Quienes actúen como decisores en el terreno de lo público deben estar preparados, sus propuestas listas y los problemas especiales bien documentados, a riesgo que la oportunidad los pase de largo. Hoy día, cuando lo único constante es el cambio y lo único cierto es la incertidumbre, los planes y programas deben ser adaptables. Esto quiere decir, que deben ser flexibles y deben cambiar conforme se van modificando los escenarios en un entorno globalizado. En este sentido, los cambios se producen no por causa del paso del tiempo, sino más bien de lo que sucede mientras el tiempo va pasando.
     La cercanía entre los hacedores de políticas y las comunidades ofrece una mejor capacidad de respuesta y otorga más transparencia al desarrollo territorial, así como un claro incentivo a la introducción de innovaciones a la gestión local y a la mayor responsabilidad de la población en la esfera política.  La información es un antecedente indispensable de toda participación ciudadana. Se trata de información básica, abierta y no “predigerida”, a la que se pueda acceder libremente. De este modo puede generarse la opinión pública y no sólo preconformarla mediante encuestas o mensajes.
     El acceso a la información puede favorecer una mayor participación social y, al mismo tiempo mejorar la gestión pública de diversos modos:
§  La información acerca de las necesidades, prioridades y capacidades de las comunidades o sectores involucrados puede incrementarse.
§  La política y los programas de desarrollo pueden ser mejor adaptados a las realidades y necesidades locales, lo que favorece un mejor uso de los recursos.
§  Permite movilizar recursos locales a favor de las políticas públicas.
§  Puede mejorar la utilización y la preservación de las instalaciones y los servicios gubernamentales.
La política pública para el desarrollo turístico.
     La política turística puede ser definida como el conjunto de actuaciones y medidas emprendidas y realizadas por las administraciones públicas relativas a la actividad turística en un determinado territorio.
     La política turística es también una responsabilidad del gobierno. Como conjunto de lineamientos que dirigen y pautan el desarrollo turístico nacional, que debe ser  de naturaleza general para que pueda abarcar y cubrir la generalidad de los actores económicos del sector. Con independencia del involucramiento y de las iniciativas de los entes privados en acciones o proyectos, en los que el gobierno no tenga intervención, la política pública trazada, abarca los rumbos del sector que se trate, así como de la adopción de medidas regulatorias para alcanzar las metas y objetivos sectoriales. Es por ello que las consideraciones de equidad en el crecimiento económico, el ahorro doméstico, la inclusión social, la creación de empleo y la preservación medioambiental y cultural, a la larga, son responsabilidad del gobierno y de las políticas públicas en ese proceso.
     La política pública del desarrollo deberá considerar al turismo como una actividad interrelacionada con los demás sectores de la economía y de la sociedad, que se impacta y genera impactos en ellas, y que por tanto, debe ser insertado en los planes integrales de desarrollo a escala nacional, territorial y local, para vincularse de manera armónica, complementaria y congruente con las demás políticas sectoriales. Reconociendo además, que el turismo, por sí solo, no desarrolla ningún país.
     Toda política para el desarrollo turístico se elabora con un enfoque de promoción de la inversión turística sensiblemente ambiental, en observancia plena del ordenamiento ecológico, que se adapte a las condiciones del paisaje, minimice el impacto sobre el ecosistema y respete los patrones tradicionales de la cultura.
     Corresponde a la política pública dictar las pautas y regulaciones para el desarrollo de las zonas de atracción  y de facilidades turísticas que logre equilibrar la vocación turística de los inmuebles, procurando incorporar elementos de la arquitectura tradicional, las manifestaciones artísticas y artesanales de la localidad y respetar las condiciones ambientales locales; considerar las condiciones urbanas y la estrategia de desarrollo urbano del lugar planteadas en los planes y/o programas de desarrollo urbano, así  como en las regulaciones urbanísticas correspondientes, e incluir componentes que respeten la topografía, fauna, vegetación  nativa, clima y cualidades especiales de cada territorio.
   La política pública del turismo dicta las consideraciones técnicas correspondientes para garantizar la salvaguarda e integridad del patrimonio cultural de la sociedad que lo detenta. Al mismo tiempo, establece las estrategias que propicien y fomenten la inversión pública, privada y social que hagan económicamente viable la ejecución del Plan Maestro de Desarrollo Turístico de cada territorio.
     Le corresponde a la política pública establecer estrategias que mitiguen o eliminen los impactos directos e indirectos medio-ambientales, urbanos y culturales del turismo, y que generen las oportunidades para la conservación y recuperación de la biodiversidad, la consideración de las culturas locales y la distribución equitativa de los beneficios económicos y sociales que se generan en torno al turismo, en todos los segmentos de la comunidad.
     Es responsabilidad de la política pública procurar el desarrollo de la propiedad social de la tierra, en el proceso de planeación, desarrollo y operación de los proyectos como parte de ellos y logrando que la actividad turística sea, para las comunidades, una alternativa de desarrollo efectiva ante otras actividades económicas que han dejado de ser rentables o que afectan el medio ambiente. Olvidar la herencia recibida equivale a privarse de poderosas palancas y a perder mucho tiempo reinventando soluciones existentes. Mantener la memoria de los métodos y las herramientas permite hacerlos evolucionar y enriquecerlos. La inversión intelectual realizada no ha sido para nada inútil, basta con actualizarla con datos recientes para recuperar la mayoría de los mecanismos y resultados anteriores. La solución en muchas ocasiones; en vez de innovar, es renovar.
     La política pública del turismo provee de marco social y jurídico, así como de un conjunto de regulaciones e incentivos cuyas conclusiones permitan la identificación del potencial turístico de los destinos, así como sus capacidades de carga y las necesidades de equipamiento turístico proyectadas al corto, mediano y largo plazos, a fin de tener criterios puntuales para la ampliación y búsqueda de mercados, diseñar las atracciones turísticas y equiparar los productos turísticos a las normas internacionales de calidad sustentable, a precios competitivos y rentables.
     La política para el desarrollo del turismo deberá contener un marco de referencia relativo a las ventajas ecológicas, urbanas, sociales, económicas, tributarias, culturales y otras relacionadas con los atractivos turísticos únicos de los destinos, así como una identificación de los nichos de mercado orientados a la naturaleza y la cultura con base en la comunidad.
     Corresponde a las políticas públicas promover líneas de acción para los planes y/o programas de desarrollo urbano en sus distintos órdenes, que permita diseñar estrategias de desarrollo turístico acordes a las necesidades de la población y su capital humano, al crecimiento de las ciudades y al adecuado ordenamiento del territorio y el desarrollo urbano sustentable.
A manera de conclusión.
     Las políticas públicas nacionales, como una herramienta para el desarrollo, deberán diseñarse para integrar los intereses económicos con los aspectos que incidan en este.
    Hay que garantizar la contribución eficaz del sector turístico al desarrollo económico promoviendo una mejor distribución de la riqueza a nivel nacional y territorial; conservando el patrimonio cultural a nivel local, el fortalecimiento de los procesos culturales y el respeto a las costumbres de las diversas comunidades. Es indispensable cuestionar la comodidad del espíritu y despertar las conciencias dormidas sobre falsas certezas, estereotipos y  conjeturas. Al mismo tiempo, proyectar el desarrollo del turismo sobre una base económicamente rentable y ambientalmente responsable, orientada a mantener la capacidad de los ecosistemas y alentar su conservación.
     La política pública para el desarrollo de destinos turísticos específicos, deberá basarse en una visión de la competitividad de los territorios y comunidades enclavadas en localidades de interés turístico. Para impulsar el desarrollo local, es menester tener en cuenta la necesidad de una política pública coherente que partiendo de una determinada conceptualización interpretativa de la realidad, encause las vías que tributen al desarrollo local sustentable.
     Los niveles de gobierno habrán de fomentar políticas públicas, que incorporen a los sectores privado y social, en la promoción y desarrollo del turismo  con nuevos modelos  alternativos y de administración de actividades turísticas sustentables, tales como el turismo cultural, de naturaleza y aventura, el ecoturismo, el histórico-patrimonial, así como todo tipo de productos turísticos y servicios de interés especial para los diferentes destinos o sitios, incrementando las posibilidades de diversificación de la oferta turística nacional en un marco de sustentabilidad. Ello permitirá introducir incentivos económicos no necesariamente contemplados por el sector público.
     La política pública nacional deberá  proteger y promover  el derecho de las comunidades locales a tener acceso y utilizar los lugares y recursos turísticos. Esto con el fin de fortalecer el sentido de pertenencia con respecto a los atractivos valorados por los visitantes foráneos, y así contribuir a crear una actitud permanente de custodia sobre los mismos.
    La política pública turística será entonces un eslabón más de la política económica y social, dirigida al desarrollo sustentable en aras de mejorar el bienestar de los ciudadanos de una comunidad mediante la creación de riquezas, puestos de trabajo, e incluso mejorando el saldo comercial exterior.


* Doctor en Ciencias Económicas. Cátedra de Periodismo y Turismo. Instituto Internacional de Periodismo José Martí.